Cada ma–ana Cookie se levantabamuy temprano. Vestido con su emoquin de pumas negras, con su roja cresta y una pajarita a juego del mismo color, entonaba un solemne canto. Era tan famoso que le hicieron un monumento a su memoria, y aœn hoy se le puede ver en las veletas de las iglesias...
Un d’a Cookie decidi— cantar en el Pa’s de las Estaciones, pero en invierno pill— un resfriado, y su canto cambi—... ÀQuŽ sucedi—?